domingo, 9 de septiembre de 2012

EL GOBIERNO DE LA NEGLIGENCIA

Para que quede claro.
Ni el fútbol, ni los toros, ni los cambios en  leyes educativas como "Educación para la ciudadanía", la enseñanza diferenciada por sexos, o la necedad que esta haciendo Gallardón para contentar a la cúpula de la iglesia católica con los cambios en la ley del aborto. Ni las prebendas en forma de impuestos y recortes abusivos que solo benefician a bancos y directivos codiciosos... Nada de eso nos va a sacar de la crisis, ni ahora, ni dentro de dos años. Seguimos yendo de culo y cuesta arriba. En estos momentos estamos gobernados por una clase política que produce verdadera grima, cuando no asco y repugnancia. Unos políticos que recortan, y no me cansaré de repetirlo, en tres pilares fundamentales y necesarios para una sociedad justa y avanzada: Educación, Investigación y Sanidad. Solo por tener y mantener una actitud tan necia y negligente merecen el premio gordo a la idiocia; pero es que además, creen que ese es el camino correcto. Son tan incompetentes que parece que el principio de Peter se escribió pensando en ellos. Que tengamos un gobierno liderado por un partido político (PP), metido hasta las cejas en la corrupción, ejemplo de nepotismo, dice mucho de los ciudadanos que lo sustentan y del país que lo alberga y permite. Dice el editorial del El País que lo que se necesita es un debate sobre como repartir los sacrificios, y se lo dice al PSOE, aunque en realidad lo que se necesita es un profundo cambio en las mentalidades y educación de los ciudadanos; en sus actitudes y aptitudes, así como una profunda reforma en la forma y el modo en el que concebimos el Estado y la relación de éste con sus gobernados, ciudadanos, pueblo o como se le quiera llamar; pues lo importante no es el nombre, sino si se le trata como a un niño o como a personas responsables y dispuestas a intervenir con el máximo grado de libertad y democracia en su gobernabilidad, sobre todo cuando las reformas que se llevan a cabo afectan tan radicalmente a su futuro como individuos y colectividad.