martes, 14 de abril de 2015

CRISTALINO


Salvo algunas cosas como el agua del río de la foto, nada es transparente y claro en las sociedades humanas, sobre todo en aquellas que presumen de civilizadas y avanzadas. Vivo en un país (España) que una vez tuvo un imperio, y durante ese tiempo también fue la primera potencia militar y económica. Aquello duró unos ciento cincuenta años, hasta la mitad del siglo XVII; después pudieron mantener su imperio hasta entrado el siglo XIX, pero carecían del suficiente poder para imponer sus políticas al resto del mundo. En esos trescientos años no se produjeron avances significativos en lo social. Hubo, si, algunos pintores, artistas y escritores que aún son capaces de deslumbrar al mundo, pero por lo general la ciencia y las innovaciones se daban en otros lugares. Nunca hubo un Newton o un Galilleo, ni un Kepler o un Locke. La curia rancia y garbancera, pedigüeña, medradora y estúpida ha dominado el sistema educativo; aún hoy en día lo hace sin ningún escrúpulo con el apoyo de élites, gobiernos y unos ciudadanos torpes y lerdos, pues para algo se han deseducado bajo sotanas y hábitos desde la más tierna infancia. Éste es el país que ahora enlaza (en el 2015) una elección tras otra y que se mesa los cabellos porque uno de los partidos más casposos y retrógrados del panorama europeo ha perdido unos escaños en unas elecciones regionales, cuando no debería haber obtenido ninguna representación. Una nación dominada por unas pocas corporaciones: bancos, compañías energéticas, constructoras y de distribución que extraen la poca riqueza de los ciudadanos como las sanguijuelas o las garrapatas la sangre a sus huéspedes.
Dicen que Gothe pronunció las siguientes palabras antes de morir: luz, más luz. Seguro que es leyenda, y de todos modos lo único que podrían haber hecho es llevar más velas si era de noche, o abrir las ventanas para que entrará la luz del Sol si era de día. En España hace falta más claridad, de una transparencia cristalina, y que le quiten la venda a la Justicia, porque ahora mismo parece que solo ve por un resquicio lo que unos pocos le mandan. ¡Ah!, y dejar al clero en pelota picada, que todos puedan ver sus vergüenzas.