lunes, 31 de diciembre de 2012

TIEMPO, MÁS TIEMPO


Una vez un hombre [ ¿en qué estaría pensando? ] compuso este poema:

       Eso que pienso, sin decirlo
     Lo guardaré para mi,
     Simplemente,
     Pues hombres que sientan como yo
     No existen.

Ariwara No Narihira. Cuentos de Ise

CELTIC NEW YEAR

sábado, 29 de diciembre de 2012

ENTROPÍA DE CORTIJO MANCHEGO


En un profundo y apartado lugar de lo que geográficamente se ha dado en llamar Campo de Montiel, se encuentra el Cortijo de Pavón. Enclavado sobre un altozano, tiene a su espalda un pequeño bosque de encinas, quejigos, escoba, matas de tomillo, romero y esparragueras que bajan en pendiente hasta una vega regada por un arroyo. Allí puedes encontrar unos cuantos ciruelos, alguna higuera, una vieja noria de sangre abandonada y unos cuantos huertos. Sin gran esfuerzo se pueden ver conejos, perdices, rabilargos, urracas, lagartos ocelados, palomas torcaces, gorriones. Con paciencia y silencio algún zorro, jabalí y, sobrevolando todo, las águilas de aguzado pico y penetrante vista. 
Soy tan viejo como la Tierra, pero... ¡qué digo!, como el mismo Universo, así soy. No me preocupa la eternidad porque vengo de ella y acabaré perdiéndome en ella; entendiendo la eternidad como el principio y fin de aquello que nos sustenta en forma de leyes tan humanas y científicas como la segunda ley de la termodinámica. ("Dice que la entropía de un sistema aislado siempre aumenta, y que cuando dos sistemas se juntan, la entropía del sistema combinado es mayor que la suma de las entropías de los sistemas individuales".  Stephen Hawking en una Historia del tiempo). Lo que viene a significar que si uno se queda sentado en un sillón del salón de su casa el tiempo suficiente, podrá ir observando el polvo que se acumula sobre los muebles, las paredes que se desconchan y qué, para evitar tal estado de cosas, uno tendrá que consumir una cierta cantidad de energía que detraerá de otras partes. 
Combatimos el desorden con leyes o con más desorden, destrucción y grandes dosis de maldad superlativa. ¿Me he explicado?

viernes, 28 de diciembre de 2012

DELICATESSEN

En estas fechas tan señaladas y que algunos se empeñan en desdeñar como algo propio de curas y niños, me complace traer una receta propia de estos días, o de días pasados. Con la llegada del frío, las familias españolas suelen disponerlo todo para la celebración del día de San Martín. Debido al cambio climático los fríos no suelen llegar puntuales ni a tiempo, por lo que la matanza del cerdo, puerco, chancho, cochino, marrano, guarro, cocho..., se retrasa lo conveniente. Es necesario contar con un ejemplar robusto, gordo, bien metido en grasas y harto de hocicar en la cochiquera de la cosa pública. 
Bien temprano, poco después del amanecer, los hombres y mujeres cogen al político engordado durante todo el año a base de las sobras de las comidas diarias, de salvado u otras viandas propias del ser omnívoro  que se va a sacrificar para la subsistencia de la familia en los meses de invierno que se avecinan. Una vez inmovilizado el político (completamente desnudo) sobre una mesa de madera baja, robusta y bien limpia, se le introduce un cuchillo de buen tamaño, puntiagudo y bien afilado por el cuello en dirección al corazón; no hay que preocuparse por los berridos que el animal dará, son los propios del acto. Una vez alcanzado el corazón, se saca la herramienta, colocándose debajo un recipiente de barro en el que irá cayendo la sangre, no hay que dejar de remover la misma para evitar que se cuaje, con ella y un poco de gordo o tocino se harán unas deliciosas morcillas de cebolla. Una vez muerto y desangrado hay que churrascar al político para eliminar todas las cerdas que cubren su cuerpo; esto se puede hacer con unas aceitosas aliagas, pero si éstas faltan cualquier otro combustible vegetal servirá. Antiguamente se raspaba el cuero con un trozo de teja, pero también se puede hacer con cuchillos; la piel debe quedar bien limpia, sin rastro de pelos. Acto seguido se lava bien la piel con agua hirviendo, (ya imagino que a algunos les gustaría hacer esto en vivo, pero para obtener el resultado deseado no es posible). Se cuelga el bicho boca abajo, bien atado por las patas y se procede a su destripamiento abriéndolo en canal. Ya se sabe que del cerdo se aprovecha todo. El intestino delgado servirá, una vez relleno, para elaborar chorizos y morcillas; con el grueso un buen chorizo cular que se puede curar en secadero o ahumar, dependiendo de la zona. Con el resto de órganos internos, (la casquería), se pueden preparar deliciosos platos en el momento, bien fritos, a la brasa o guisados. Sacaremos dos jamones y dos paletillas que salaremos convenientemente para su posterior secado y curación; unas ricas costillas adobadas, así como lomos que meteremos en la orza para ir tirando de ellos cuando el hambre apriete.  El solomillo lo podemos embuchar o comer a la plancha; de la cabeza aprovecharemos el morro para hacerlo bien frito y crujiente, las orejas para unas lentejas. Salaremos los tocinos para caldos, alubias o cocidos, la panceta la adobaremos o comeremos fresca el mismo día, bien asada a la parrilla o en torreznos acompañando unas ricas gachas (ajillo) de harina de almortas.
Me relamo. Buen provecho.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

MALA SUERTE


Cuando el fotógrafo disparó, no estaba allí. Semanas antes, o tal vez una vida entera anterior a todas las vidas que ya había vivido, Fulgencio Orestes había muerto víctima de su propia aventura vital. Primero fue mordido por una venenosa serpiente; unos metros después le alcanzó un dardo bañado en curare, y..., antes de que pudiera vislumbrar la cerbatana que lo había lanzado un disparo le alcanzó en la espalda. El proyectil le partió el corazón, muriendo allí mismo, consciente de su mala suerte.

lunes, 24 de diciembre de 2012

CELAJE (DOS)

Ante la pregunta de si posee tarjetas de crédito, W. H. Auden responde: Una, y nunca la uso si puedo evitarlo. Solo la he utilizado una vez, en  Israel, para pagar la cuenta del hotel. Me educaron en la creencia de que no se debe comprar lo que no se puede pagar al contado. La idea de tener deudas me espanta. Supongo que toda nuestra economía se vendría abajo si todo el mundo hubiese sido educado de la misma manera que yo.

Del libro, Conversaciones con escritores. The Paris Review

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA FECHA MAYA

Un viento frío y cortante dio en el rostro de los asistentes a la recepción de Navidad en el Palacio Real cuando salieron de nuevo a la calle tras padecer los fastos del día. Un día tedioso de frac, bandejas, saludos, ministros, embajadores, empresarios, sonrisas, majestades, príncipes, presidentes, camareros, doncellas de negro con inmaculado delantal blanco, altos militares, fotógrafos, cámaras de televisión, micrófonos..., un poco más allá, cómo a lo lejos pero no tanto que no se pueda distinguir, los curiosos. Una puesta en escena de poder y cotilleo sensacionalista. Eso es lo que habían vivido en primera persona los invitados y, se les notaba en las facciones, en los rostros lívidos, en el miedo. La Bolsa bajaría, eso seguro; un miembro de la realeza o un miembro del gobierno saldría por televisión y lanzaría un discurso del tipo..."Españoles, Franco ha muerto..."; los medios de comunicación se enzarzarían en un debate político, policial, sobre la seguridad, el terrorismo..., hasta que la noticia deje de vender. 
Es un asesino, en eso estamos de acuerdo, pero no es un desalmado. Tan solo amenazó al camarero y le obligó a quitarse la ropa, dejándolo atado, amordazado y encerrado en el cuarto oscuro, cualquier cuarto oscuro, los palacios están llenos de ellos, son consustanciales a su existencia cómo Dios es Uno y Trino, solo que en el caso de los palacios no es un mito: existen. Un portador de canapés observador puede escuchar conversaciones que asombrarían al periodista más avezado. Cuando llegó la Familia Real se hizo el silencio, la orquesta tocó la Marcha de Granaderos y el que más y el que menos enderezó la espalda o sacó la barriga, incluidas las damas, fueran señoras o señoritas. Volvieronse a formar corrillos, mientras los grandes personajes se acercaban a unos y otros, saludaban, decían unas palabras y pasaban al siguiente. Tras el contemporizador discurso real subió al estrado el presidente D. 
Aculeo, colocado estratégicamente tras una impresionante columna de mármol digna de un emperador o un Cesar cualquiera, sacó el tirachinas del interior del bolsillo de la chaqueta, cogió una bola de rodamiento de un centímetro y medio de diámetro de buen acero; la puso en la badana de cuero unida a la elástica goma y estiró y apuntó con sumo cuidado. El rodamiento impactó en medio de la frente a unos trescientos metros por segundo, interrumpiendo el discurso en el momento final del chiste introductorio. El presidente D cayó de espaldas, rígido y más muerto que un santo.
Ahora tocaba vender noticias y especular con el tipo de arma utilizada. En fin, más corre Aculeo que un mastín...

martes, 18 de diciembre de 2012

TELARAÑA EN LA NIEBLA


La noción de la esencia  del hombre puede servir como ejemplo. Analizado en la condición en que se encuentra en su universo, el hombre parece estar en posesión de ciertas facultades y poderes que le permitirán llevar una "buena vida", esto es, una vida que sea, en lo posible, libre de esfuerzo, la dependencia y la fealdad. Alcanzar tal vida es alcanzar la "vida mejor": vivir de acuerdo con la esencia de la naturaleza o del hombre.
Herbert Marcuse. El hombre unidimensional

lunes, 17 de diciembre de 2012

ENTRAÑAS DE DICIEMBRE

Un horror inenarrable si no fuera por los efectos que el ácido causa sobre la piel y los tejidos de un ser vivo, de una persona, de un hombre en concreto. "Bulló un poco al caer" es lo más piadoso que se puede decir sin asomo de ironía. Pasado el trance y todos los detalles, ciertamente escabrosos, de la eliminación completa del cadáver del cardenal Z, la tierra era un lugar más seguro, habitable y razonablemente bueno, donde la bondad tiene un significado muy restrictivo, unipersonal. La bondad de Aculeo, ese tenía que haber sido el título de este post. Un hombre que puede pasar inadvertido en una reunión de dos, aunque luego se le derrita el corazón cuando visita a su madre ciega, muda y sorda en el asilo estratégicamente situado en la ladera de un monte y a pocos metros de una autovía; con la espalda bien cubierta de pinos que den aroma a la senectud milenaria que encierran sus paredes. Siempre por Navidad y después de cometer alguno de sus horribles crímenes, Aculeo pasaba una tarde con su anciana madre. Se sentaban uno al lado del otro en el pequeño sofá, ponían bien alto el volumen del televisor y se cogían de las manos; su madre le daba a entender por gestos que hablara, entonces Aculeo, en un tono parecido a la presentación de un informe policial, o una memoria, le contaba  todos los horrores cometidos desde la última vez que se habían visto. Las vibraciones producidas al hablar se transmitían a través de la unión de las dos manos. Petra era una mujer dotada de gran ternura, y aunque tenía enormes dificultades para comunicarse, disfrutaba con las dos o tres horas que su hijo la visitaba. Su rostro mostraba una sonrisa perenne durante esos ratos y el de Aculeo perdía ese aire sombrío que le acompañaba el resto del tiempo. Créanme si les digo que se convertía en un niño. Les diré más. En una ocasión, en los primeros tiempos del negocio, acudió una víspera de Nochebuena a la rutinaria visita a su madre con un botillo de León, se lo dio a oler y tocar, mientras le decía que era para la auxiliar que ella decía (por señas, siempre por señas) que la atendía muy bien. Así que con el ciego de su última víctima, unos huesos del pie y unas cuantas tajadas de aquí y de allá, sazonó, adobó y rellenó el botillo; lo ahumó y secó, le colocó una etiqueta de prestigio y lo puso dentro de una bolsa de El corte inglés. Ésto de parte de mi madre -le dijo con su mejor e inesperada sonrisa-..., y feliz Navidad.

domingo, 16 de diciembre de 2012

CELAJE (UNO)

Mientras se termina la sopa... Para mi, ésto que suena, es como esa prenda que te gusta tanto y no puedes dejar de ponerte..., dejemos que Aculeo descanse.

sábado, 15 de diciembre de 2012

DIVINA CORRUPCIÓN

Parece que el rojo cardenalicio simboliza la disponibilidad del que lo luce a dar su vida por el Papa y su Iglesia hasta el derramamiento de sangre (usque ad effusionem sanguinis). Algo que a Aculeo le trae sin cuidado después de pasar diez años de su infancia en colegios religiosos, y de haber visto y casi sufrido como se las gastan los de las sotanas y demás hábitos talares. Talar en el significado de cortar con hacha el tronco leñoso lleno de capilares ahora no tan dispuestos a transportar la savia vivificadora portadora de los nutrientes que, no hace tanto, llenaron de verdor las hojas. Talar, sin piedad ni caridad alguna, la vida que segó el camino de tantas otras con la bendición de unas manos que tocaban para mancillar y unas palabras dichas desde la más profunda hipocresía. Implacablemente segar la cardenalicia vida y no dejar rastro de su paso por la tierra.
Perdido en una aldea de Castilla, tal vez en Zamora o en Soria, en una casa apartada de la curiosidad y opaca a las miradas, Aculeo preparó la tierra. Un agujero de metro y medio de profundidad por otro metro y medio de ancho, dispuso dentro una pecera de grueso cristal que, el mismo montó, en la que fue vertiendo los cien litros de ácido sulfúrico preparados para ese fin. El cardenal Z, pródigo en actos propios de su oficio y hombre extrovertido, había sido visto por última vez acudiendo a un acto en la catedral de Santiago de Compostela. Según se pudo leer en la prensa unos días más tarde, había ido a una reunión con el ecónomo de la catedral. Lo que este narrador si puede asegurar, pues se lo contó el propio Aculeo en circunstancias que ahora no vienen al caso, es que el cardenal fue pillado a la salida de un conocido antro de diversión sexual; vestía un pantalón vaquero, una camisa a cuadros y un jersey de pico de pura lana virgen, de color rojo. Le inyectó, cuando se disponía a abrir su coche, 300 mg de Tiopental. Tuvo que forcejear uno poco, al ponerle la droga por vía intramuscular tarda un poco más en hacer efecto, así que lo sujeto hasta que flojeó. Le ató las manos a la espalda con una brida, le puso una capucha en la cabeza y lo metió en el maletero del Mercedes, donde le colocó otra brida en los tobillos y una tercera que unía pies y manos. 
Unas horas más tarde el cardenal Z se encontraba en el suelo, atado y sin capucha, consciente. A su lado, sentado en una hamaca de teka, se encontraba Aculeo; fumaba un cigarrillo y se dejaba llevar por las notas liquidas y cristalinas, que llegaban a través de las ventanas abiertas de la casa, de Misty, interpretada por Errol Garner. Le dijo: Le voy a inyectar una dosis de epidural, le dejará dormido de cintura para abajo. Después le haré un torniquete en ambos tobillos; le amputaré primero un pie que echaré a esa bañera con ácido sulfúrico; luego repetiré la acción con el otro y por último echaré sus restos. Le ruego me disculpe por sacar mi lado más psicópata..., soy aquel niño que casi le arranca la polla de un mordisco, ¿recuerda? 

martes, 11 de diciembre de 2012

NOTICIA Y SENTIMENTALISMO

Debe ser cosa del sentimentalismo que se extiende a raudales por este implacable mundo tan lleno de humanidad, cada vez más. La salida del túnel de Guadarrama en dirección a Galicia deviene en una amplia y larguísima curva en bajada que permite pisar a fondo el acelerador, sin que la aguja del velocímetro encuentre su final, o si lo encuentra un tope le impida sobrepasarlo. En la radio dieron la noticia de que el ex-diputado y pendiente de juicio por corrupción, señor Z, había sido hallado muerto por su madre poco después de las nueve de la mañana; hasta el momento se desconocían las causas del fallecimiento. El cuerpo se encontraba en manos de los forenses o del forense, y serían éstos los que dictaminarían las causas de la muerte luego de haber mirado en sus órganos internos con todo detalle y realizar los oportunos análisis... "Le han envenenado", pensó Aculeo, percatándose en ese momento de que no era ajeno a esa idea, aunque en un primer instante lo había pensado como si fuera un oyente cualquiera. Se sonrío de la  torpeza y enajenamiento de sus actos, levantó el pie del acelerador para dejar que el coche bajará lo que restaba de recta por su inercia. Puso punto muerto y recordó el pasaje de Theroux en que éste viaja con un chino de conductor por las carreteras tibetanas; el chino tiene la manía de poner punto muerto en las bajadas para ahorrar combustible hasta que, finalmente, tienen un accidente. Pero viaja solo y no le acompaña el gran Paul Theroux... Y aquí podría muy bien poner fin a los desaguisados de Aculeo; dejar que el coche pierda la dirección y se salga a 180 kilómetros por hora en el viaducto siguiente; o que una enfermedad coronaría le acierte en una de esas gordas arterias que llevan el sustento al cerebro; también podría echarlo de la carretera un misterioso vehículo. En fin, hay tantos modos de acabar con la vida de alguien y que parezca un accidente o un asesinato. 



lunes, 10 de diciembre de 2012

2 GRAMOS

Y llegó el día de mañana con su afán. Lo primero que hizo el señor diputado al levantarse fue coger una de la jeringas, una gasa y alcohol; se sentó y se levantó la parte superior del pijama, frotándose a continuación con la gasa empapada de alcohol en un lateral del abdomen, más o menos a la altura del ombligo... Todos los días, excepto los que pasó en prisión preventiva hasta que pudo reunir la fianza, su rutina era la misma; se sentaba en el sillón, ponía la televisión para ver los informativos y se inyectaba las vitaminas. Pasaba unos minutos delante del televisor esperando a que se repartieran por su organismo, y luego pasaba a la cocina para tomar un huevo pasado por agua, dos tostadas de pan blanco, una de ellas con tomate y aceite y la otra de queso fresco, una pieza de fruta y un café con leche, templado. Tres días por semana deambulaba por algún museo, tienda o centro comercial, nunca los mismos lugares. Introducía unas monedas en un teléfono público y daba o recibía instrucciones sobre su peculio secreto. Antes de verse obligado a dimitir de sus cargos de responsabilidad las cosas eran más sencillas, pero ahora, cuando solo su madre confiaba en él, no podía delegar en nadie las tareas que antes solventaba en el despacho del ministerio con absoluta impunidad. Se había hecho rico, pero le habían pillado y ahora iba a sudar un poco cada euro que quisiera disfrutar; tampoco le importaba tanto la política, había entrado en ella como un proxeneta y obtenido su tajada, el resto le traía sin cuidado. Con esos pensamientos se justificaba a si mismo y de paso tranquilizaba su conciencia ya algo escasa. Sin embargo, algunas personas con menos escrúpulos pensaban que no debía disfrutar, ni del dinero ni de los sufrimientos y sinsabores de la vida, menos aún de sus placeres.
Empujó un poco el émbolo de la jeringa para expulsar el aire; a continuación se pellizcó una porción de la barriga desinfectada con los dedos pulgar e índice de la mano izquierda y se inyectó su contenido con la otra mano, mientras el busto parlante presentaba al invitado de la mañana. 

domingo, 9 de diciembre de 2012

MATAR ES FÁCIL

Cualquiera puede hacerlo, solo hay que tener voluntad, determinación y el oficio necesario. A menudo ocurre que una frase suelta se queda tres o cuatro días esperando una continuación en su particular limbo; o bien, se pierde olvidada para siempre, desaparece... Los motivos, incluso las razones por las que un ser humano se convierte en héroe pueden ser baladíes, porque los motivos tienen que ser razonados, no puede ser que le lleven a uno, ya que parecería como si los actos humanos estuvieran influenciados o regidos por los hados, dioses u otros seres mitológicos. Por eso no puede ser que el heroísmo no sea un acto propio de la voluntad, la razón y el instinto, así como del resto de ingredientes externos y sobre los que el héroe no tiene ningún control. 
Dispuesto sobre la mesa, en el centro de la misma, aguarda un enorme bol de ensalada que la matriarca de la familia del diputado ha preparado para acompañar la parrillada de carne con la que van a celebrar el regreso del ilustre prócer al seno del hogar. El diputado es un hombre que ha tenido grandes responsabilidades en la gobernabilidad del estado del que forma parte, y lo ha pasado mal por culpa de esas  mismas responsabilidades que lo han tenido alejado de su familia y su tierra, su hogar; también porque la línea que separa la responsabilidad de la negligencia a veces, es tan tenue, que uno toma decisiones que de pronto se transforman en delitos de compleja ingeniería y difícil nomenclatura, tanto, que hasta los más preclaros jueces tienen dificultades para esclarecer que parte de la ley ha sido violada con guantes de seda, pero violada al fin y a la postre. La imagen y el buen nombre es lo primero que se pierde en los medios de comunicación, a veces también se pierde la fortuna, la propia y la de los demás, aunque éste no es el caso. La fortuna estaba a buen recaudo. 
Todas las mañanas el diputado se inyecta una jeringa precargada de Neurobion, una solución de tiamina y otras vitaminas de las que carece su organismo y que le son necesarias para vivir. El servicio de catering de la parrillada se diversifica por el jardín y el interior de la casa, portando bandejas repletas de lonchas de jabugo, tacos de queso y montañas de canapés de las que los invitados van dando buena cuenta. Aculeo cambia las jeringuillas de inyectables vitamínicos por otras de igual apariencia que contienen dos gramos de Tiopental cada una, y sigue repartiendo copas y comida con la solicitud propia de su oficio. Mañana será otro día.

sábado, 1 de diciembre de 2012

COTA



Permitanme hacer una pausa en las aventuras de Aculeo y rendir, con estas pocas líneas, un pequeño homenaje a Cota, una perra cruce de Pastor Alemán y Labrador que me ha acompañado durante once años. Le gustaba correr detrás de los conejos, liebres, perdices; meterse entre los matorrales y husmear tras un rastro. En una ocasión cazó una perdiz y en dos, un conejo, a pesar de que su tamaño y envergadura le impedían desenvolverse como un perro de caza. Pero lo que más le gustaba con diferencia era el agua. No le importaba la época del año, ni si era río, mar, lago o laguna. Solía torcer la cabeza y mirarme juguetona, esperando un gesto o una palabra que le dieran permiso. ¡Hala Cota!, y se zambullía sin miramientos.
Ha sido fiel y confiada hasta en la muerte.