jueves, 31 de octubre de 2013

HOMO EXPLORATOR


     El espionaje se encuentra al alcance de todo el mundo, desde la vecina cotilla que observa sin ser vista, al compañero de trabajo que acude con el cuento al jefe, hasta el alto funcionario del Estado que pasa información a otro país. La tecnología hace que desde un terminal de ordenador, cualquiera con los conocimientos necesarios, pueda acceder a las comunicaciones de otra persona en cualquier parte del mundo. Los espías (ellos y ellas), también trabajan sobre el terreno haciendo seguimientos, vigilancias. La cantidad de información que se puede obtener siguiendo a un completo desconocido es asombrosa; podemos saber muchas cosas sobre su personalidad y carácter observando donde compra, come, se peina..., y si estamos suficientemente cerca incluso oiremos su tono de voz, sus opiniones políticas, religiosas, inquietudes, problemas.., sin necesidad de hablar una sola palabra con esa persona, solo tenemos que tener un interés en llevarlo a cabo, bien por razones personales o profesionales. Se puede ir unos pasos más allá e introducir aparatos de escucha y visión es su residencia o lugar de trabajo; ésto es algo más arriesgado, y, salvo autorización judicial, ilegal, pero si lo conseguimos podremos contrastar lo que sabemos solo por la observación pública del sujeto con los datos obtenidos en su intimidad, con ello se logrará un completo perfil del espiado bastante objetivo y acertado. Aplíquense éstas y otras técnicas más elaboradas y precisas, con más medios, a cualquier persona, empresa, organización o gobierno y se podrá disponer de información suficiente para conseguir un fin concreto, una ventaja, beneficio..., o cualquier otra cosa que se busque. Así que ya sabes, si sospechas por un segundo que te están espiando, lo más seguro es que así sea y deberías tener un plan de contraespionaje.