-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos de allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas por el viento, hacen andar la piedra del molino.
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla...
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes Saavedra